Estamos a punto de pasar la página de un verano que no se ha caracterizado precisamente por días de sol radiante, sino más bien por días de resol y nubes.
Nos hemos acostumbrado, gracias a la tecnología, a consultar el parte meteorológico diario en las múltiples aplicaciones móviles que existen, hasta el punto de planificar un día de playa en función de la información que nos proporcione el móvil. Todos tenemos instaladas en nuestros teléfonos aplicaciones como: Accuweather, el tiempo.es, TiempoEnVivo, Aemet, weather Chanel, tiempo y temperatura.es, MisterMorecast…
Es cierto, que si en Cantabria tuviéramos asegurado el sol cualquier día de julio o de agosto, nos limitaríamos a mirar la temperatura siendo nuestra única preocupación si se alcanzarán 35, 38 ó 29 grados y no estaríamos pendientes de si aparece en la aplicación el sol cubierto con media nube que indica que «parece que sí pero que va a ser que no», o si aparece una nube de la que cuelgan 2 gotas que significa lloviznas débiles, o 3 gotas indicando lluvia todo el día.
Una vez que hemos despejado la duda de si habrá huevo frito, nube con sol, cielo más o menos cubierto o cubierto del todo, resol o llovizna miramos la temperatura, y más allá miramos a qué hora dejaremos de tener huevo frito para lucir por fin un sol radiante o si del sol radiante pasaremos al resol o al cielo encapotado. Con eso decidimos si vamos a la playa, si nos quedamos en casa, nos vamos de vinos a Santoña o a las rebajas de Valle Real.
Llegamos a competir entre nosotros por la precisión del dato en función de la aplicación del tiempo que utilicemos y hacemos apuestas entre las aplicaciones que más se aproximen sobre la hora a la que se va a interponer una nube de algodón, vamos a tener borreguitos en el cielo o van a caer chuzos de punta.
¡Es una obsesión! Pero generalmente nos picamos y acabamos descargando la aplicación que más acierte.
Hasta tal punto nos fiamos de lo que nos dice el móvil que en Agosto ha habido algún día de sol que no estaba previsto en las aplicaciones y la playa estaba misteriosamente vacía, bueno… con menos gente que la habitual en un día soleado de Agosto. Más de uno se tiraría de los pelos por haber programado una excursión a Cabárceno sin sospechar que se iba a perder uno de los pocos días de playa de este verano no previsto en su móvil.
Estoy convencida de que cada vez más gente elige su destino de vacaciones en función de la previsión que hace su aplicación de tiempo.
Aunque uno de los puntos del decálogo/ manifiesto de los BERRIADICTOS, es que en Berria siempre hace bueno sol, resol o buena temperatura… he de reconocer que este año ha sido excepcional en cuanto al número de días de sol-sol que hemos tenido en Julio y Agosto, lo que me hace tener mis dudas sobre el cambio climático, ya que este verano ha sido muy parecido a los de mi infancia, los de chubasquero y botas katiuskas cuando no se hablaba del calentamiento global del planeta.
En nuestros veranos del norte es normal el paraguas, el chubasquero y un jersey. Para nosotros es un atuendo habitual ir con short, chancletas y sudadera. Incluso no es extraño tener que taparnos en la playa con la toalla en un día fresquete. Algo incomprensible para los veraneantes de Levante.
La ventaja de tener de vez en cuando un verano así, es que limpia de curiosos veraneantes que se asoman por primera atraídos por la fama de nuestra playa. El que viene por una semana y no ve el sol no vuelve más, porque encima se va más gordo: no va a la playa y se atiborra a pinchos.
Pero volviendo al principio y sabiendo que un verano en el norte es una sorpresa lo mejor es despertarse cada mañana y disfrutar del día o de los cambios que se produzcan, olvidando el móvil y sus aplicaciones.
Es decir, y empleando una frase más que Santoñesa: «AQUÍ LO QUE VEAS» expresión auténtica, que lo dice todo y que se ha convertido en una de las frases del verano.
Eso es lo que tenemos que hacer.